Nos encontramos en un mundo en constante cambio y adaptación que nos impulsa a la transformación y evolución. En los últimos años, la situación mundial ha acelerado los procesos tecnológicos y ha llevado a las compañías a una restructuración de procesos y de adquisición de talento humano. Estos cambios han significado grandes desafíos y enormes oportunidades para todas las personas sin importar su rol dentro de las organizaciones.
En España la industria ha respondido favorablemente a estos cambios significativos y se estima que el 53% de las PYMES ya han aplicado RPA a sus procesos como parte de su estrategia de digitalización. Además, durante el año 2021, el 50% de los ingresos de las empresas provinieron de la transformación del modelo de negocio hacia lo digital. De acuerdo con Javier Langa, manager de Kaizen Institute para Europa Occidental, el avance de nuevas tecnologías ha generado un saldo total positivo en puestos de trabajo y ha permitido darle mayor potencial a los trabajadores quienes han podido enfocarse en procesos más creativos y con mayor valor agregado.
Gracias a los resultados de estas nuevas implementaciones, se estima que esta tendencia aumentará en un 35% en el año 2022 con una inversión a nivel europeo de 1.229 millones de euros. Aunque la adopción de inteligencia artificial se da principalmente en los sectores de banca, IT y manufacturing, se prevé también que para el año 2025 sea parte de todos los negocios y áreas de las industria.
En este contexto, las empresas españolas han logrado experimentar los importantes beneficios de la implementación de RPA:
- Eficiencia de procesos,
- Mayor seguridad,
- Ahorro de costes y
- Escalabilidad en todos los niveles.
Sin embargo, esta reestructuración también significó un fuerte desafío que aún no está resuelto: la implementación de inteligencia emocional.
Indudablemente, la implementación de RPA en los procesos requiere un fuerte equipo profesional con cualificaciones técnicas, pero la necesidad de capacidades humanas fue un aspecto sin contemplar por las organizaciones. Al automatizar procesos sistemáticos y repetitivos, las personas tienen más tiempo para llevar a cabo tareas de mayor valor y que implican habilidades blandas. Aquellas empresas que aún no han capacitado a sus empleados para explotar la inteligencia emocional cuentan con un freno para lograr resultados relevantes relacionados a la automatización.
De acuerdo con un estudio realizado por expertos en el área, la demanda de inteligencia emocional en España se multiplicará por seis en los próximos cinco años, pero actualmente solo un 40% de las empresas están evaluando las competencias en inteligencia emocional de su personal. Este mismo estudio destaca que estas habilidades emocionales son parte de cada ser humano y solo se trata de impulsarlas mediante capacitaciones.
La experiencia de las empresas que han puesto el foco en la inteligencia emocional confirma que priorizar las habilidades blandas durante la contratación, en los procesos de formación y la creación de la cultura empresarial permitirán una mejor implementación de las nuevas tecnologías.
España se encuentra orientada a la evolución tecnológica y está transitado un proceso que permite visualizar el futuro de la industria. En esta nueva era digital, el ensamble adecuado entre RPA y las habilidades emocionales de las personas darán como resultado organizaciones más resilientes, predispuestas al cambio constante y abiertas al futuro.
