Existe una relación directa y proporcional entre las políticas de diversidad de una compañía y sus resultados.
Implementar estas prácticas traerá grandes beneficios que se desparramarán por todos los niveles de la organización. De acuerdo a una investigación de Harvard Business Review “los líderes inclusivos consiguen generar incremento del 17% en el desempeño, una mejora del 20% en la toma de decisiones y un 29% en la colaboración de equipo”
Está comprobado que al impactar en la cultura de la empresa, se mejora la toma de decisiones, aumenta la satisfacción de los empleados y de los clientes, ya que también refuerza la orientación hacia ellos. Y si comenzamos por la contratación partimos del hecho básico que atrae el mejor talento: la exclusión deja una buena parte del mercado laboral afuera.
En síntesis es el mejor método para reforzar la relación entre la compañía y sus colaboradores, porque logra que estén más orgullosos del compromiso con la diversidad y se esfuercen aún más en el trabajo, mejorando a la vez la reputación de la empresa.
Incluso, desde el punto de vista financiero la diversidad y la equidad entre los miembros de una organización sólo representa beneficios para la misma. Sin ir más lejos, un estudio de McKinsey&Company reveló que las compañías con mayor diversidad étnica y cultural dentro de sus equipos ejecutivos (o C LEVELS) fueron 33% más propensas a ser líderes de rentabilidad en su industria.
¿Por dónde empezar?
Ser equitativos requiere de un cambio cultural a nivel organizacional que puede comenzar por:
- Buscar que toda persona sea “parte de” y que no permanezca “separado de”.
- Proveer acceso y participación recíproca en igualdad de condiciones.
- Promover la participación dentro de la organización escuchando sus puntos de vista.
- Pensar de forma global y de forma colectiva que involucre a todos los participantes.
- Evaluar posibilidades que se adapten a las necesidades específicas.